En su catequesis de hoy miércoles 20 de
noviembre,en la audiencia general celebrada en la Plaza de San Pedro, el Papa
Francisco explicó que el protagonista del perdón de los pecados es el Espíritu
Santo, quien obra la misericordia de Dios a través de las “llagas de Jesús” y,
como Él mismo dispuso, solamente a través de los sacerdotes. No es posible la
confesión “directa” con Dios.
Ante miles de fieles presentes, el Santo Padre
reflexionó sobre la “potestad de las llaves” dada a los Apóstoles: “en primer
lugar, debemos recordar que el protagonista del perdón de los pecados es el
Espíritu Santo. Él es el protagonista. En su primera aparición a los Apóstoles
en el Cenáculo, -hemos escuchado- Jesús resucitado hizo el gesto de soplar
sobre ellos, diciendo: ‘Reciban al Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados
a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los
retengan’”.
El Santo Padre resaltó asimismo que el
sacerdote es el “instrumento para el perdón de los pecados. El perdón de Dios
que se nos da en la Iglesia,
se nos transmite a través del ministerio de un hermano nuestro, el sacerdote;
también él un hombre que, como nosotros, necesita la misericordia, se hace
realmente instrumento de misericordia, dándonos el amor sin límites de Dios
Padre”.
“También los sacerdotes deben confesarse,
incluso los obispos: todos somos pecadores. ¡Incluso el Papa se confiesa cada
quince días, porque el Papa es también un pecador! Y el confesor siente lo que
yo le digo, me aconseja y me perdona, porque todos tenemos necesidad de este
perdón”.
Antes de soplar sobre los Apóstoles para
infundir el Espíritu Santo, explicó el Papa, “Jesús muestra sus heridas en sus
manos y el costado: estas heridas representan el precio de nuestra salvación.
El Espíritu Santo nos trae el perdón de Dios ‘pasando por las llagas’ de Jesús.
Estas llagas que Él ha querido conservar. También en este tiempo, en el cielo,
Él muestra al Padre las heridas con las que nos ha redimido. Y por la fuerza de
estas llagas son perdonados nuestros pecados. Así que Jesús dio su vida por
nuestra paz, por nuestra alegría, por la gracia de nuestra alma, para el perdón
de nuestros pecados. Y esto es muy bonito, mirar a Jesús así”.
“Jesús da a los Apóstoles el poder de perdonar
los pecados. ¿Pero cómo es esto? Porque es un poco difícil entender como un
hombre puede perdonar los pecados. Jesús da el poder. La Iglesia es depositaria del
poder de las llaves: para abrir, cerrar, para perdonar. Dios perdona a cada
hombre en su misericordia soberana, pero Él mismo quiso que los que pertenezcan
a Cristo y a su Iglesia, reciban el perdón a través de los ministros de la Comunidad”.
El Papa Francisco dijo que “a través del
ministerio apostólico la misericordia de Dios me alcanza, mis pecados son
perdonados y se me da la alegría. De este modo, Jesús nos llama a vivir la
reconciliación incluso en la dimensión eclesial, comunitaria. Y esto es muy
hermoso. La Iglesia,
que es santa y a la vez necesitada de penitencia, nos acompaña en nuestro
camino de conversión toda la vida. La Iglesia no es la dueña del poder de las llaves:
no es dueña, sino que es sierva del ministerio de misericordia y se alegra
siempre que puede ofrecer este regalo divino”.
“Muchas personas, quizá no entienden la
dimensión eclesial del perdón, porque domina siempre el individualismo, el
subjetivismo, y también nosotros cristianos sufrimos esto. Por supuesto, Dios
perdona a todo pecador arrepentido, personalmente, pero el cristiano está unido
a Cristo, y Cristo está unido a la Iglesia. Y para nosotros cristianos hay un regalo
más, y hay también un compromiso más: pasar humildemente a través del
ministerio eclesial. ¡Y eso tenemos que valorizarlo! Es un don, pero es también
una curación, es una protección y también la seguridad de que Dios nos ha
perdonado”.
“Voy del hermano sacerdote y digo:
"Padre, he hecho esto..." "Pero yo te perdono: es Dios quien
perdona y yo estoy seguro, en ese momento, que Dios me ha perdonado. ¡Y esto es
hermoso! Esto es tener la seguridad de lo que siempre decimos: "¡Dios
siempre nos perdona! ¡No se cansa de perdonar!". Nunca debemos cansarnos
de ir a pedir perdón. "Pero, padre, me da vergüenza ir a decirle mis
pecados...". "¡Pero, mira, nuestras madres, nuestras mujeres, decían
que es mejor sonrojarse una vez, que mil veces tener el color amarillo,
eh!" Tú te sonrojas una vez, te perdona los pecados y adelante”.
A veces, alertó el Papa, “se oye a alguien que
dice que se confiesa directamente con Dios... Sí, como decía antes, Dios
siempre te escucha, pero en el Sacramento de la Reconciliación
envía un hermano para traerte el perdón, la seguridad del perdón, en nombre de la Iglesia”.
Para concluir el Pontífice alentó a no olvidar
“que Dios nunca se cansa de perdonarnos; mediante el ministerio del sacerdote
nos estrecha en un nuevo abrazo que nos regenera y nos permite levantarnos de
nuevo y reanudar el camino. Porque ésta es nuestra vida: continuamente
levantarse y seguir adelante. ¡Gracias!”
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada