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BREUS APUNTS DE LA HISTÒRIA DE LA PARRÒQUIA DE SANTA CREU
La parroquia de Santa Creu, es institución medieval creada unos años después de la conquista de Mallorca de 1229. Berenguer de Palou, uno de los principales de la conquista, obispo de Barcelona y señor feudal de la porción dónde se encontraba la parroquia, quiso que el templo estuviese bajo la misma advocación que la catedral de la capital catalana: es decir de la Santa Cruz.
Ya se vio que la primera construcción que se hizo fue el
oratorio de Sant Llorenç, situado –como cuerpo independiente– debajo del
presbiterio del actual templo parroquial. El proceso repoblador, consolidado
después de haber pasado más de cien años después de la conquista de Mallorca,
provocó un lógico crecimiento de la población parroquial, lo que obligó a
replantearse las dimensiones de la iglesia. Sabemos con certeza que hacia 1352
se había empezado a construir un nuevo templo, el cual se inició "pel
cap", es decir, por el ábside, y éste se asentó sobre el oratorio de Sant
Llorenç. Las obras de la iglesia se realizaron a un ritmo lentísimo, pasaron
muchos años, siglos, antes de que los feligreses de Santa Creu la viesen
acabada. Entre las causas que explican esta lentitud constructiva, sin duda se
encuentra la cesión de la parroquia, por orden directa del Papa, a los monjes
cartujos a partir de la temprana fecha de 1402. A partir de entonces Santa Creu
dependería del prior de la Cartoixa de Valldemossa, el cual se convertiría en
su rector. Este hecho provocó que las obras de la iglesia se situasen en un
segundo plano y, por tanto, que marchasen con ritmo lento. Hacia 1588 se
documenta que ya había empezado la devoción por el Sant Crist, que tanta fama
llegaría a conseguir. En 1599, durante la visita pastoral del obispo Vich y
Manrique se anotó: "La obra de la iglesia hace tiempo que está paralizada;
que se vuelva a reanudar". Fue precisamente este insigne obispo el que
obligó a los monjes cartujos a renunciar a quedarse con una parte del dinero que
producía la parroquia. A pesar de estos cambios, la situación, lejos de
solucionarse empeoró, pues en 1616 la parroquia amenazaba ruina, incluso se
tuvo que trasladar el altar mayor de sitio debido a una enorme grieta que había
aparecido en la clave mayor de la cúpula. Fue en estos momentos desesperantes
cuando apareció uno de los mecenas más recordados de Santa Creu: don Joan Mir,
el cual pagó toda la fachada norte de la iglesia quedando blasonada bellamente
con su escudo de armas. Entre 1718 y 1728 se detecta una intensa actividad
constructiva. Se construye el bello portal lateral, presidido por la imagen de
Santa Elena, se construyen las bóvedas que faltan por cubrir la iglesia y se
reconstruyen algunas de las ya existentes, como es el caso de la bóveda del
presbiterio que data de 1736, la cual fue sufragada por la familia Salas tal
como denuncian sus armas en la clave de bóveda. El coro data de 1780. Hacia
finales del siglo XVIII, se puede considerar finalizada la iglesia.
A pesar de sus cuatro largas centurias de obras –lo que
puede llevar a pensar en un conglomerado de estilos y gustos que se fueron
imponiendo a lo largo del tiempo–, a pesar de ello, llama la atención la unidad
estilística del templo, pues las formas de tradición medieval son las que presiden
la estética general de Santa Creu. Ello fue posible a la enraizada tradición
gótica que hubo entre los maestros de obra mallorquines, los cuales –en muchos
casos– a finales del siglo XVIII, todavía utilizaban fielmente, de forma
natural las trazas y sistemas constructivos de sus mayores.
De esta manera, quien observa el templo tanto desde fuera
como desde su interior, no duda en encasillar la iglesia de Santa Creu como una
construcción gótica. El interior del edificio se articula mediante una nave única
flanqueada por capillas laterales, al estilo del resto de parroquias medievales
de Palma, exceptuando Santa Eulàlia, con un presbiterio semicircular también
con capillas que lo circundan. El retablo mayor, presidido por santa Elena,
data del siglo XVIII, el cual fue costeado por el capitán Barceló, hijo ilustre
de nuestro antiguo reino, terror de africanos e ingleses y benefactor
incansable de Santa Creu. Antiguamente presidía el templo parroquial Nostra
Dona de Santa Creu (s. XV) que en la actualidad se conserva en una capilla
lateral con el mismo nombre. Entre sus capillas laterales, la de Nostra Senyora
del Bon Camí, es la más concurrida. Preside su retablo una bella pintura
medieval de la virgen datada a finales de la Edad Media. Otra advocación de la
Virgen en Santa Creu es la Mare de Déu de la Pau. Esta imagen presidió el altar
de un pequeño oratorio que se encontraba en la calle de la Pau, el cual
desapareció en 1866. El oratorio era propiedad del Ayuntamiento por lo que el
alcalde Manuel Mayol solicitó a la parroquia que se hiciera cargo de la imagen
y altar. Ello explica que hoy encontremos dicha imagen en la parroquia. El 24
de enero era el día de su celebración. En 1911 todavía tenía costumbre el
consistorio palmesano de concurrir a la capilla con los maceros y el maestro de
ceremonias. Sería larguísimo recordar todas las piezas de arte de este templo.
Aquí sólo recordaremos algunas, como la pintura medieval de San Cristóbal,
datada y atribuida, según Gabriel Llompart, a Francesc Comes. Otra imagen digna
de mentar es la Santa Elena realizada por el escultor catalán Adrià Ferran.
Pero sin duda, la imagen que más devoción ha tenido entre los feligreses es la
del Crist de Santa Creu, una imagen que según la tradición, que se remonta al
siglo XVI, se halló en un nicho al desmontar una pared de la calle de Sant
Llorenç:
"Gran reverencia se deu
a vostra Imatgte sagrada,
dins una
paret trobada,
Santo Cristo de Santa Creu".
(*) Bartomeu Bestard és el Cronista Oficial de la Ciutat
de Palma.
(Article publicat al Diario de Mallorca el diumenge 18 de juliol de 2010)
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