dimarts, 31 de desembre del 2013
dimecres, 25 de desembre del 2013
diumenge, 22 de desembre del 2013
dijous, 19 de desembre del 2013
dilluns, 9 de desembre del 2013
dijous, 5 de desembre del 2013
diumenge, 24 de novembre del 2013
divendres, 22 de novembre del 2013
dimecres, 20 de novembre del 2013
Catequesis del Papa sobre el sacramento de la reconciliación (La Confesión)
En su catequesis de hoy miércoles 20 de
noviembre,en la audiencia general celebrada en la Plaza de San Pedro, el Papa
Francisco explicó que el protagonista del perdón de los pecados es el Espíritu
Santo, quien obra la misericordia de Dios a través de las “llagas de Jesús” y,
como Él mismo dispuso, solamente a través de los sacerdotes. No es posible la
confesión “directa” con Dios.
Ante miles de fieles presentes, el Santo Padre
reflexionó sobre la “potestad de las llaves” dada a los Apóstoles: “en primer
lugar, debemos recordar que el protagonista del perdón de los pecados es el
Espíritu Santo. Él es el protagonista. En su primera aparición a los Apóstoles
en el Cenáculo, -hemos escuchado- Jesús resucitado hizo el gesto de soplar
sobre ellos, diciendo: ‘Reciban al Espíritu Santo. Los pecados serán perdonados
a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a los que ustedes se los
retengan’”.
El Santo Padre resaltó asimismo que el
sacerdote es el “instrumento para el perdón de los pecados. El perdón de Dios
que se nos da en la Iglesia,
se nos transmite a través del ministerio de un hermano nuestro, el sacerdote;
también él un hombre que, como nosotros, necesita la misericordia, se hace
realmente instrumento de misericordia, dándonos el amor sin límites de Dios
Padre”.
“También los sacerdotes deben confesarse,
incluso los obispos: todos somos pecadores. ¡Incluso el Papa se confiesa cada
quince días, porque el Papa es también un pecador! Y el confesor siente lo que
yo le digo, me aconseja y me perdona, porque todos tenemos necesidad de este
perdón”.
Antes de soplar sobre los Apóstoles para
infundir el Espíritu Santo, explicó el Papa, “Jesús muestra sus heridas en sus
manos y el costado: estas heridas representan el precio de nuestra salvación.
El Espíritu Santo nos trae el perdón de Dios ‘pasando por las llagas’ de Jesús.
Estas llagas que Él ha querido conservar. También en este tiempo, en el cielo,
Él muestra al Padre las heridas con las que nos ha redimido. Y por la fuerza de
estas llagas son perdonados nuestros pecados. Así que Jesús dio su vida por
nuestra paz, por nuestra alegría, por la gracia de nuestra alma, para el perdón
de nuestros pecados. Y esto es muy bonito, mirar a Jesús así”.
“Jesús da a los Apóstoles el poder de perdonar
los pecados. ¿Pero cómo es esto? Porque es un poco difícil entender como un
hombre puede perdonar los pecados. Jesús da el poder. La Iglesia es depositaria del
poder de las llaves: para abrir, cerrar, para perdonar. Dios perdona a cada
hombre en su misericordia soberana, pero Él mismo quiso que los que pertenezcan
a Cristo y a su Iglesia, reciban el perdón a través de los ministros de la Comunidad”.
El Papa Francisco dijo que “a través del
ministerio apostólico la misericordia de Dios me alcanza, mis pecados son
perdonados y se me da la alegría. De este modo, Jesús nos llama a vivir la
reconciliación incluso en la dimensión eclesial, comunitaria. Y esto es muy
hermoso. La Iglesia,
que es santa y a la vez necesitada de penitencia, nos acompaña en nuestro
camino de conversión toda la vida. La Iglesia no es la dueña del poder de las llaves:
no es dueña, sino que es sierva del ministerio de misericordia y se alegra
siempre que puede ofrecer este regalo divino”.
“Muchas personas, quizá no entienden la
dimensión eclesial del perdón, porque domina siempre el individualismo, el
subjetivismo, y también nosotros cristianos sufrimos esto. Por supuesto, Dios
perdona a todo pecador arrepentido, personalmente, pero el cristiano está unido
a Cristo, y Cristo está unido a la Iglesia. Y para nosotros cristianos hay un regalo
más, y hay también un compromiso más: pasar humildemente a través del
ministerio eclesial. ¡Y eso tenemos que valorizarlo! Es un don, pero es también
una curación, es una protección y también la seguridad de que Dios nos ha
perdonado”.
“Voy del hermano sacerdote y digo:
"Padre, he hecho esto..." "Pero yo te perdono: es Dios quien
perdona y yo estoy seguro, en ese momento, que Dios me ha perdonado. ¡Y esto es
hermoso! Esto es tener la seguridad de lo que siempre decimos: "¡Dios
siempre nos perdona! ¡No se cansa de perdonar!". Nunca debemos cansarnos
de ir a pedir perdón. "Pero, padre, me da vergüenza ir a decirle mis
pecados...". "¡Pero, mira, nuestras madres, nuestras mujeres, decían
que es mejor sonrojarse una vez, que mil veces tener el color amarillo,
eh!" Tú te sonrojas una vez, te perdona los pecados y adelante”.
A veces, alertó el Papa, “se oye a alguien que
dice que se confiesa directamente con Dios... Sí, como decía antes, Dios
siempre te escucha, pero en el Sacramento de la Reconciliación
envía un hermano para traerte el perdón, la seguridad del perdón, en nombre de la Iglesia”.
Para concluir el Pontífice alentó a no olvidar
“que Dios nunca se cansa de perdonarnos; mediante el ministerio del sacerdote
nos estrecha en un nuevo abrazo que nos regenera y nos permite levantarnos de
nuevo y reanudar el camino. Porque ésta es nuestra vida: continuamente
levantarse y seguir adelante. ¡Gracias!”
diumenge, 17 de novembre del 2013
Misericordina, un fàrmac per l'anima
"¿Cómo? -pensaréis- ¿Es que el Papa se ha hecho farmacéutico?", bromeó mientras la Plaza de San Pedro, abarrotada como todos los domingos, reía. "No. Se trata de una medicina espiritual para mantener los frutos del Año de la Fe que ahora termina", aclaró: "Son 59 pastillas que ofrecen el amor, el perdón y la fraternidad".

Pero la caja era real, y la mostró tal cual es: se trata de la Miserikordyna, una idea que viene de Polonia con ocasión de la celebración de la Divina Misericordia y que incluye un rosario, con el que se puede rezar la coronilla de la Divina Misericordia. En total, 59 pastillas, esto es, 59 cuentas que el Papa invitó a consumir.
"¡No os olvidéis de tomarla!", pidió con una sonrisa, anunciando que iba a repartirse en la Plaza de San Pedro, como efectivamente se hizo con 20.000 unidades. La caja contiene un rosario, una imagen de la Divina Misericordia y un folleto con la posología, que añade: "Su eficacia está probada por las palabras de Jesús". "Tomadla, hace bien al corazón, al alma y a toda la vida", bromeó Francisco.
Pero la caja era real, y la mostró tal cual es: se trata de la Miserikordyna, una idea que viene de Polonia con ocasión de la celebración de la Divina Misericordia y que incluye un rosario, con el que se puede rezar la coronilla de la Divina Misericordia. En total, 59 pastillas, esto es, 59 cuentas que el Papa invitó a consumir.
"¡No os olvidéis de tomarla!", pidió con una sonrisa, anunciando que iba a repartirse en la Plaza de San Pedro, como efectivamente se hizo con 20.000 unidades. La caja contiene un rosario, una imagen de la Divina Misericordia y un folleto con la posología, que añade: "Su eficacia está probada por las palabras de Jesús". "Tomadla, hace bien al corazón, al alma y a toda la vida", bromeó Francisco.
dilluns, 11 de novembre del 2013
Diumenge 17, de 11:30 a 13:00 exposició solemne del Santissim amb motiu de la celebració del dia de l'Esglesia Diocessana.
Aquest diumenge, 17 de novembre celebrarem el dia de l'Esglesia Diocessana. Amb aquest motiu, després de la misa de les 11 i fins al començament de la misa de les 13:00, hi haurà exposició solemne del Santissim. Us comvidam a pregar una estona amb noltros davant Jesús Sacramentat, mostrant així la vostra devoció.
dijous, 7 de novembre del 2013
Catequesis del Papa sobre la comunión de las cosas espirituales.
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El miércoles pasado hablé de la comunión de los santos, entendida como
la comunión entre las personas santas, es decir, entre nosotros
creyentes. Hoy me gustaría profundizar en el otro aspecto de esta
realidad: recuerdan que hay dos aspectos: uno, la comunión entre
nosotros, la unidad entre nosotros, hacemos comunidad; y el otro aspecto
es la comunión a los bienes espirituales a las cosas santas.
Estos dos aspectos están estrechamente vinculados entre sí, de hecho,
la comunión entre los cristianos crece a través de la participación en
los bienes espirituales. En particular, consideramos: los sacramentos,
los carismas y la caridad. (Cf. Catecismo
de la Iglesia Católica, nn. 949-953). Nosotros crecemos en unidad, en
comunión con los Sacramentos, con los carismas que cada uno tiene porque
los ha dado el Espíritu Santo, y con la caridad.
El primer lugar la comunión en los Sacramentos. Los sacramentos
expresan y realizan una eficaz y profunda comunión entre nosotros,
porque en ellos encontramos a Cristo Salvador, y por él, a nuestros
hermanos en la fe.
Los Sacramentos no son apariencias, no son ritos; los Sacramentos son
la fuerza de Cristo, está Jesucristo, en los Sacramentos. Cuando
celebramos la Misa,
en la Eucaristía está Jesús vivo, Él, vivo, que nos reúne, nos hace
comunidad, nos hace adorar al Padre. Cada uno de nosotros, de hecho,
mediante el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía, se incorpora a
Cristo y se une a toda la comunidad de los creyentes.
Por lo tanto, si bien, por un lado, es la Iglesia que "hace” los
sacramentos, por otro, son los sacramentos que "hacen" la Iglesia, la
edifican, generando nuevos hijos, agregándolos al pueblo santo de Dios,
consolidando su membresía.
Cada encuentro con Cristo, que nos da la salvación en los Sacramentos,
nos invita a "ir" y a comunicar a los otros la salvación que podemos
ver, tocar, conocer, recibir, y que es creíble de verdad, ya que es
amor. De esta manera, los Sacramentos nos llevan a ser misioneros. Y el
compromiso apostólico de llevar el Evangelio a todas partes, incluso en
las más hostiles, constituye el fruto más auténtico de una asidua vida sacramental, porque es participación a la iniciativa salvífica de Dios, que quiere dar la salvación a todos.
La gracia de los Sacramentos nos alimenta una fe fuerte y alegre, una
fe que sabe asombrarse de las "maravillas" de Dios y sabe resistir a los
ídolos del mundo. Y por esto es importante tomar la comunión; es
importante que los niños sean bautizados pronto; es importante que sean
confirmados. ¿Por qué? Porque ésta es la presencia de Jesucristo en
nosotros, que nos ayuda. Es importante, cuando nos sentimos pecadores,
ir al Sacramento de la reconciliación. "No, Padre, ¡tengo miedo, porque
el sacerdote me bastoneará!" No, no te bastoneará, el sacerdote. ¿Tú
sabes que encontrarás en el Sacramento de la reconciliación? A Jesús,
Jesús que te perdona. Es Jesús que te está esperando allí, y esto es un
Sacramento. Y esto hace que crezca toda la Iglesia.
Un segundo aspecto de la comunión en las cosas santas es la comunión de
los carismas. El Espíritu Santo dispensa a los fieles una multitud de
dones y gracias espirituales; esta riqueza, digamos "de fantasía" de los
dones del Espíritu Santo tiene como objetivo la edificación de la
Iglesia.
"Carismas" es una palabra un poco difícil. Los "carismas" son los
regalos que nos hace el Espíritu Santo: uno tiene el regalo de ser así, o
esta habilidad o esa posibilidad... son los regalos que da, pero no nos
los da para que se oculten: nos da estos regalos para participarlos a
los demás. No son en beneficio de los que los reciben, sino para la
utilidad del pueblo de Dios. Si un carisma, en cambio, un regalo de
estos, sirve para afirmarse a sí mismos, hay que dudar que se trate de
un auténtico carisma o que se viva fielmente.
Los carismas son gracias especiales, dadas a algunos para hacer el bien
a otros. Son actitudes, de la inspiración y de los impulsos interiores,
que surgen de la conciencia y de la experiencia de determinadas
personas, que están llamadas a ponerlos al servicio de la comunidad. En
particular, estos dones espirituales benefician a la santidad de la
Iglesia y su misión.
Todos estamos llamados a respetarlos en nosotros y en los demás, para
acogerlos como estímulos útiles para una presencia y una obra fructífera
de la Iglesia. San Pablo advirtió: "No apaguen el Espíritu" (1
Tesalonicenses 5:19). No apaguen el Espíritu, el Espíritu que nos da
estos dones, estas habilidades, estas virtudes, estas hermosas cosas que
hacen crecer la Iglesia.
¿Cuál es nuestra actitud frente a estos dones del Espíritu Santo?
¿Somos conscientes de que el Espíritu de Dios es libre de darlos a quien
quiere? ¿Los consideramos como una ayuda espiritual, a través de la
cual el Señor sostiene nuestra fe y la fortalece y también refuerza
nuestra misión en el mundo?
Y ahora vayamos al tercer aspecto de la comunión en las cosas santas,
es decir, la comunión de la caridad. La unidad entre nosotros que hace
la caridad es el amor. De los primeros cristianos, los paganos que los
veían decían: "¡Pero éstos, cuánto se aman! ¡Cuánto se quieren! ¡No se
odian, no hablan entre sí! ¡Pero esto es bueno!”. La caridad: esto es el
amor de Dios que el Espíritu Santo nos da en el corazón. Los carismas
son importantes en la vida de la comunidad cristiana, pero son siempre
medios para crecer en la caridad, en el amor, que San Pablo coloca por
encima de los carismas (cf. 1 Cor 13:1-13).
Sin amor, de hecho, incluso los dones más extraordinarios son en vano,
Pero, este hombre cura a la gente: eh, tiene esta cualidad, esta virtud,
sana a la gente. ¿Pero tiene amor en su corazón? ¿Tiene caridad? Si la
tiene, adelante; pero si no la tiene, no sirve a la Iglesia. Sin amor,
todos los dones no sirven a la Iglesia, porque donde hay amor hay un
vacío, un vacío que es llenado por el egoísmo. Y les pregunto, ¿si todos
somos egoístas, sólo egoístas, podemos vivir en comunidad, en paz? ¿Se
puede vivir en paz si todo el mundo es egoísta? ¿Se puede o no se puede?
[La gente responde: ¡nooo!] ¡No se puede! Por eso, es necesario el amor
que nos une: la caridad.
El más pequeño de nuestros actos de amor tiene efectos buenos para todo
el mundo! Por lo tanto, vivir la unidad de la Iglesia, la comunión de
la caridad significa no buscar el propio interés, sino compartir los
sufrimientos y las alegrías de los hermanos (cf. 1 Cor 12:26),
dispuestos a llevar las cargas de los más débiles y los pobres. Esta
solidaridad fraterna no es una figura retórica, una forma de decir, sino
que es una parte integrante de la comunión entre los cristianos.
Si la vivimos, nosotros somos en el mundo signo, nosotros somos
"sacramento" del amor de Dios. ¡Lo somos unos para otros y lo somos para
todos! No se trata de aquella caridad mezquina que podemos ofrecernos
recíprocamente, es algo más profundo: es una comunión que nos permite
entrar en el gozo y el dolor de los demás para hacerlos nuestros,
sinceramente.
Y a menudo somos demasiado áridos, indiferentes, distantes y en lugar
de transmitir fraternidad, trasmitimos mal humor, trasmitimos frialdad,
trasmitimos egoísmo. Y con el mal humor, con la frialdad, con el egoísmo
¿se puede hacer crecer a las iglesias? ¿Se puede hacer crecer a toda la
Iglesia? No, con el mal humor, con la frialdad, con el egoísmo la
iglesia no crece: crece sólo con el amor, con el amor que viene del
Espíritu Santo. ¡El Señor nos invita a abrirnos a la comunión con Él, en
los Sacramentos, en los carismas y en la caridad, para vivir de una
manera digna nuestra vocación cristiana!
Y ahora, me permito pedirles un acto de caridad. Tengan la seguridad de
que no se hará una colecta, ¿eh? Un acto de caridad. Antes de llegar a
la plaza, me detuve con una niña de un año y medio, con una enfermedad
muy grave: su padre, su madre rezan y piden al Señor por la salud de
esta hermosa niña. Su nombre es Noemi. Sonreía, pobrecita. Hagamos un
acto de amor. Nosotros no la conocemos, pero es una niña bautizada, es
una de nosotros, es un cristiana. Hagamos un acto de amor por ella, y en
silencio antes pidamos al Señor que la ayude en este momento y le dé
salud. En silencio, por un momento, y luego rezaremos el Ave María.
Y ahora, todos juntos, recemos a la Virgen por la salud de Noemi: Dios te salve María...
Gracias por este acto de caridad.
diumenge, 3 de novembre del 2013
Texto íntegro de la catequesis del Papa Francisco sobre la Comunión de los Santos
Estos días en nuestra parroquia, y con motivo de la celebración de "Los Fieles Difuntos", hemos repartido la hermosa catequesis que el pasado miércoles día 30 el Papa Francisco nos regaló a todos los católicos. La reproducimos aquí integra para su lectura:
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos
días!
Hoy me gustaría
hablar de una realidad muy bella de nuestra fe, es decir, la comunión de los
santos. El Catecismo de la Iglesia Católica nos recuerda que este término hace
referencia a dos realidades: la comunión en las cosas santas, y la comunión
entre las personas santas (núm. 948). Me centro en el segundo significado: es
una verdad entre las más reconfortantes de nuestra fe, porque nos recuerda que
no estamos solos sino que hay una comunión de vida entre todos los que
pertenecen a Cristo. Una comunión que nace de la fe; de hecho el término
"santos" se refiere a aquellos que creen en el Señor Jesús, y se
incorporan a Él en la Iglesia a través del bautismo. Por eso, los primeros
cristianos fueron llamados también "los santos" (cf. Hch.
9,13.32.41; Rm. 8,27; 1 Cor. 6,1).
1 . El Evangelio
de Juan dice que, antes de su pasión, Jesús oró al Padre por la comunión entre
los discípulos con estas palabras: "Para que todos sean uno, como tú,
Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el
mundo crea que tú me has enviado" (17,21). La Iglesia, en su verdad más
profunda, es comunión con Dios, familiaridad con Dios, una comunión de amor con
Cristo y con el Padre en el Espíritu Santo, que se prolonga en una comunión fraterna.
Esta relación entre Jesús y el Padre es la "matriz" de la unión entre
nosotros los cristianos: si estamos íntimamente inseridos en esta
"matriz", en este horno ardiente de amor, entonces podemos llegar a
ser realmente un solo corazón y una sola alma entre nosotros, porque el amor de
Dios incinera nuestro egoísmo, nuestros prejuicios, nuestras divisiones
internas y externas. El amor de Dios también incinera nuestros pecados.
2. Si esto tiene
su origen en la fuente del amor, que es Dios, entonces también se da el
movimiento recíproco: de los hermanos a Dios; la experiencia de la comunión
fraterna con Dios me lleva a la comunión con Dios. Estar unidos entre nosotros
nos lleva a estar unidos a Dios, nos lleva a esta relación con Dios que es
nuestro Padre. Este es el segundo aspecto de la comunión de los santos que me
gustaría subrayar: nuestra fe necesita del apoyo de los demás, especialmente en
tiempos difíciles. Si estamos unidos la fe se vuelve más fuerte. ¡Qué hermoso
es apoyarse mutuamente en la aventura maravillosa de la fe! Digo esto porque la
tendencia a refugiarse en lo privado también ha influido en la esfera
religiosa, por lo que muchas veces es difícil buscar la ayuda espiritual de
aquellos que comparten nuestra experiencia cristiana.
Todos las
hemos experimentado; yo también, forma parte del camino de la fe, del camino de
nuestra vida. ¿Quién de nosotros no ha experimentado inseguridad,
desconcierto e incluso dudas en el camino de la fe? Todos hemos
experimentado esto, también yo: es parte del camino de la fe, es parte de
nuestra vida. Todo esto no debe sorprendernos, porque somos seres humanos,
marcados por la fragilidad y las limitaciones; todos somos frágiles, todos
tenemos límites. Sin embargo, en estos tiempos difíciles hay que confiar en la
ayuda de Dios, a través de la oración filial, y al mismo tiempo, es importante
encontrar el coraje y la humildad para estar abierto a los demás, para pedir
ayuda, para pedir que nos den una mano. ¡Cuántas veces hemos hecho esto, y
después hemos sido capaces de salir del problema y encontrar a Dios otra vez!
En esta comunión --comunión quiere decir común-unión--, somos una gran
familia, donde todos los componentes se ayudan y se apoyan mutuamente.
3. Y ahora
llegamos a otro aspecto: la comunión de los santos va más allá de la vida
terrena, va más allá de la muerte y dura para siempre. Esta unión entre
nosotros, va más allá y continúa en la otra vida; es una unión espiritual que
nace del bautismo y no se rompe con la muerte, sino que, gracias a Cristo resucitado,
está destinado a encontrar su plenitud en la vida eterna. Hay un vínculo
profundo e indisoluble entre los que son todavía peregrinos en este mundo --
incluidos nosotros-- y los que han cruzado el umbral de la muerte para entrar a
la eternidad. Todos los bautizados aquí en la tierra, las almas del Purgatorio,
y todos los santos que ya están en el Paraíso forman una sola gran familia.
Esta comunión entre el cielo y la tierra se realiza sobre todo en la oración de
intercesión.
Queridos amigos,
¡tenemos esta belleza! Es nuestra realidad, la de todos, lo que nos hace
hermanos, que nos acompaña en el camino de la vida y hace que nos encontremos
de nuevo allá en el cielo. Vayamos por este camino con confianza, con alegría.
Un cristiano debe ser alegre, con la alegría de tener a tantos hermanos y
hermanas bautizados que caminan con él; sostenido por la ayuda de nuestros
hermanos y hermanas que transitan este mismo camino para ir al cielo. Y también
con la ayuda de nuestros hermanos y hermanas que están en el cielo y oran a
Jesús por nosotros. ¡Adelante por este camino de felicidad!.
diumenge, 27 d’octubre del 2013
Calendario de actos con motivo de la celebración de Todos los Santos.
Martes 29 de octubre a las 19:00 Hrs en la iglesia de Santa Creu
---000---
viernes 1 de noviembre, Festividad de Todos los Santos,
el horario de las misas será el mismo que los domingos:
11:00. 13:00 y 19:00 Hrs
---000---
2 de noviembre, Festividad de los Fieles Difuntos
Las misas serán en el mismo horario que los domingos.
Además a las 20:00 se celebrará una misa en sufragio por las almas de los difuntos de la parroquia en este último año.
dilluns, 21 d’octubre del 2013
CALENDARIO del Curso de Formación Bíblica 2013-2014
FORMACIÓN BÍBLICA:
Curso 2013-2014
Curso 2013-2014
"HECHOS DE LOS APÓSTOLES"
dimarts, 15 d’octubre del 2013
"BIBLIA Y ORIENTE ANTIGUO"
PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO. METÁFORA DE LA TERNURA DE DIOS: Lc 15,11-32.
http://bibliayoriente.blogspot.com.es/2013/10/parabola-del-hijo-prodigo-metafora-de.html
( Francesc Ramis Darder )
dijous, 10 d’octubre del 2013
Catequèsis del Sant Pare Francesc sobre la catolicitat de l'Esglesia
Gran catequèsis del Sant Pare Francesc sobre el què significa que la Església sigui Catòlica.
Val la pena dedicar-li uns minuts a la seva lectura i reflexió.
(text íntegre de la intervenció del Papa, per gentileza de ACI Prensa)
Queridos hermanos y hermanas, ¡Buenos días!
Veo que hoy a pesar de ser una jornada fea, han sido valientes, ¿eh? ¡Felicitaciones! Felicitaciones…
"Creo en la Iglesia una, santa, católica... ". Hoy hacemos una pausa para reflexionar sobre esta nota de la Iglesia, decimos "católica", ¿eh? De la catolicidad. En primer lugar: ¿qué significa católico? Viene del griego "kath'olòn" que significa "de acuerdo con el todo", la totalidad. En ese sentido, esta totalidad se aplica a toda la Iglesia. En ese sentido decimos que la Iglesia es católica. Yo diría en tres significados fundamentales:
1. El primero. La Iglesia es católica porque es el espacio, la casa en la que se anuncia toda la fe, en la que la salvación que Cristo nos ha traído se ofrece a todos. La Iglesia nos hace encontrar la misericordia de Dios que nos transforma, porque en ella está presente Jesucristo, que le da la verdadera confesión de fe, la plenitud de la vida sacramental, la autenticidad del ministerio ordenado. En la Iglesia, cada uno de nosotros encuentra lo que es necesario para creer, para vivir como cristianos, para ser santos, para caminar en todos los lugares y en todas las épocas.
Por poner un ejemplo, podemos decir que es como en la vida familiar. En familia, a cada uno de nosotros se nos da todo lo que nos permite crecer, madurar, vivir. No se puede crecer solos, no puede caminar solos, aislándonos, sino que se camina y se crece en comunidad, en una familia. Y así, la Iglesia es así.
En la Iglesia podemos escuchar la Palabra de Dios, seguros que es el mensaje que el Señor nos ha dado; en la Iglesia podemos encontrar al Señor en los sacramentos que son ventanas abiertas por donde se nos da la luz de Dios, arroyos de los cuales tomamos la misma vida de Dios; en la Iglesia aprendemos a vivir en comunión el amor que viene de Dios. Cada uno de nosotros puede preguntarse ¿Cómo vivo en la Iglesia? Cuando voy a la Iglesia, ¿es como si fuera al estadio, a un partido de fútbol? ¿Es como si fuera al cine? ¡No! ¡Es otra cosa! ¿Cómo voy a la iglesia? ¿Cómo acepto los dones que me ofrece, para crecer, madurar como cristiano? ¿Participo en la vida comunitaria o voy a la iglesia y me encierro en mis problemas, aislándome de los demás? En este primer sentido, la Iglesia es católica porque es la casa de todos: todos somos hijos de la Iglesia y todos estamos en esa casa.
2. Un segundo significado: la Iglesia es católica porque es universal, se extiende por todo el mundo y anuncia el Evangelio a todos los hombres y todas las mujeres. La Iglesia no es un grupo de élite, sólo para unos pocos. La Iglesia no tiene cierres, es enviada a todo el mundo, a toda la humanidad. Y la única Iglesia está presente incluso en las partes más pequeñas de la misma.
Todos podemos decir: en mi parroquia está presente la Iglesia católica, porque ella también es parte de la Iglesia universal, porque también tiene la plenitud de los dones de Cristo, la fe, los Sacramentos, el ministerio; está en comunión con el Obispo, con el Papa y está abierta a todos, sin distinción.
La Iglesia no está solamente a la sombra de nuestro campanario, sino que abraza una gran variedad de gentes, de pueblos que profesan la misma fe, que se nutren de la misma Eucaristía, que son atendidos por los mismos Pastores. ¡Sentirse en comunión con todas las iglesias, con todas las comunidades católicas grandes y pequeñas de todo el mundo!
¡Es bonito esto! Y luego, sentirnos que todos estamos en misión, pequeñas o grandes comunidades, todos tenemos que abrir nuestras puertas y salir para anunciar el Evangelio. Preguntémonos entonces: ¿qué estoy haciendo para comunicar a los demás la alegría del encuentro con el Señor, la alegría de pertenecer a la Iglesia? ¡Proclamar y dar testimonio de la fe no es una cuestión de unos pocos, se refiere también a mí, a ti, a cada uno de nosotros!
3. Una tercera y última reflexión: la Iglesia es católica, porque es la "Casa de la armonía", donde la unidad y la diversidad hábilmente se combinan entre sí para ser riqueza". Pensemos en la imagen de la sinfonía, que significa acuerdo y armonía, diferentes instrumentos tocan juntos, cada uno conserva su timbre inconfundible y las características de sonido se funden y acuerdan en algo común.
Luego está el que guía, el director, y en la sinfonía que se ejecuta todos tocan juntos en "armonía", pero no se borra el timbre de cada instrumento, la peculiaridad propia, ¡sino que se valoriza al máximo!
Es una bella imagen que nos dice que la Iglesia es como una gran orquesta, en la que hay variedad,
No todos somos iguales, y no debemos ser iguales. Todos somos diversos, diferentes, cada uno con sus propias cualidades y esa es la belleza de la Iglesia: cada uno trae lo propio, lo que Dios le dio, para enriquecer a los demás. Y entre los miembros hay esta diversidad, pero es una diversidad que no entra en conflicto, no se contrapone; es una variedad que se deja fundir en armonía por el Espíritu Santo; Él es el verdadero "Maestro", y Él mismo es la armonía.
Y ahora preguntémonos: ¿en nuestras comunidades vivimos en armonía, o discutimos entre nosotros? En mi parroquia, en mi movimiento, en la Iglesia ¿Hay habladurías? Y, si hay habladurías, no hay armonía: hay lucha. Y ésta no es la Iglesia: la Iglesia es la armonía de todos. Nunca hablen uno contra el otro, nunca se peleen. Aceptemos al otro, aceptemos que haya una justa variedad, que esto sea diferente, que éste piense así, o piense asá? ¿Pero, en la misma fe se puede pensar así, O tendemos a uniformarlo todo?
¡La uniformidad mata la vida. La vida de la Iglesia es variedad, y cuando queremos poner esta uniformidad en todo, matamos los dones del Espíritu Santo! Oremos al Espíritu Santo, que es el autor de esta unidad en la variedad, de esta armonía, para que nos haga cada vez más "católicos", ¡en esta Iglesia que es católica y universal!.
Gracias.
dilluns, 7 d’octubre del 2013
¡¡¡ Padre, auméntanos la fe !!!
VATICANO, 06 Oct.-(ACI Prensa). En sus palabras previas al rezo del Ángelus, en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco señaló que nuestra fe es pequeña y débil, por lo que debemos pedirle a Dios que aumente nuestra fe.
El Santo Padre señaló que “hoy, el pasaje del Evangelio comienza así: ‘En aquel tiempo dijeron los Apóstoles al Señor: ¡Auméntanos la fe!’. Me parece que todos nosotros podemos hacer nuestra esta invocación”.
“También nosotros, como los Apóstoles, decimos al Señor Jesús: ‘¡Auméntanos la fe!’. Sí, Señor, nuestra fe es pequeña, nuestra fe es débil, frágil, pero te la ofrecemos tal como es, para que Tú la hagas crecer”.
El Papa preguntó a los miles de fieles en la Plaza de San Pedro: “¿les parece que repitamos todos juntos esto: Señor, auméntanos la fe? ¿Lo hacemos? Todos: Señor auméntanos la fe. Señor, auméntanos la fe. Señor auméntanos la fe. Que nos la haga crecer, ¡eh!”.
“Y el Señor, ¿qué cosa nos responde? Responde: ‘Si tuvieran fe como un grano de mostaza, habrían dicho a este sicómoro: Arráncate y plántate en el mar, y les habría obedecido’”.
Francisco indicó que “la semilla de la mostaza es pequeñísima, pero Jesús dice que basta tener una fe así, pequeña, pero verdadera, sincera, para hacer cosas humanamente imposibles, impensables. ¡Y es verdad!”.
“Todos conocemos a personas sencillas, humildes, pero con una fe fortísima, ¡que verdaderamente mueven las montañas!”.
“Pensemos por ejemplo –pidió el Papa– en tantas mamás y papás, que afrontan situaciones muy pesadas; o en ciertos enfermos, incluso gravísimos, que transmiten serenidad a quien los va a visitar. Estas personas, precisamente por su fe, no se vanaglorian de lo que hacen, es más, como pide Jesús en el Evangelio, dicen: ‘Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer’”.
“¡Cuánta gente entre nosotros tiene esta fe fuerte, humilde, y que hace tanto bien!”, exclamó.
El Santo Padre pidió además que “en este mes de octubre, que está dedicado de modo particular a las misiones, pensemos en los tantos misioneros, hombres y mujeres, que para llevar el Evangelio han superado obstáculos de todo tipo, han dado verdaderamente la vida”.
“Pero esto atañe a todos. Cada uno de nosotros, en la propia vida de cada día, puede dar testimonio de Cristo, con la fuerza de Dios, con la fuerza de la fe. Con la fe pequeñísima que nosotros tenemos, pero que es fuerte, con esa fuerza dar testimonio de Jesucristo, ser cristianos con la vida. ¡Con nuestro testimonio!”.
“¿Y cómo tomamos esta fuerza? La tomamos de Dios en la oración”.
La oración, indicó el Papa, “es la respiración de la fe: en una relación de confianza, de amor, no puede faltar el diálogo, y la oración es el diálogo del alma con Dios”.
“Octubre es también el mes del Rosario, y en este primer domingo es tradición rezar la Súplica a la Virgen de Pompeya, la Bienaventurada Virgen María del Santo Rosario”.
Francisco indicó que “nos unimos espiritualmente a este acto de confianza en nuestra Madre, y recibimos de sus manos la corona del Rosario: ¡el Rosario es una escuela de oración! ¡El Rosario es una escuela de fe!”.
dilluns, 30 de setembre del 2013
dilluns, 23 de setembre del 2013
diumenge, 22 de setembre del 2013
dissabte, 21 de setembre del 2013
dimarts, 17 de setembre del 2013
Festa de l'exaltació de la Santa Creu
Aquest passat diumenge dia 15, la Parròquia de Santa Creu va celebrar la festivitat de l'exaltació de la Santa Creu. Va presidir l'eucaristia el canonge Mn. Joan Bauzà Bauzà.
En el mateix acte, es va descobrir un retrat del que fou rector d'aquesta parròquia i que ens va deixar fa uns mesos D. Miquel Orell, en el record del qual, l'actual rector Mn Josep Jaume, que aquest dia complia cinc anys al capdavant de la parròquia, li va dedicar unes sentides paraules en senyal d'homenatge i agraïment.
Els oficiants junt a la fotografia de Mn. Miquel Orell |
El temple es va omplir per a tan senyalada festivitat |
Els fidels pogueren adorar la Creu després de la ceremònia |
Es descobrí la fotogràfia de Mn. Miquel Orell, qui fou rector de Santa Creu. |
diumenge, 15 de setembre del 2013
Encoretjadores paraules del Papa Francesc avui diumenge a Roma
VATICANO, 15 Sep. 13 / 11:45 am (ACI/EWTN Noticias).- El Papa Francisco recordó las parábolas de la oveja perdida, la de la moneda perdida y la del hijo pródigo, durante sus palabras previas al rezo del Ángelus, y aseguró que “la alegría de Dios es perdonar”.
“Todas estas tres parábolas hablan de la alegría de Dios. Dios es gozoso, es interesante esto, Dios es gozoso, y ¿cuál es la alegría de Dios? La alegría de Dios es perdonar”.
El Santo Padre, ante los miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro, indicó que “¡la alegría de Dios es perdonar! Es la alegría de un pastor que encuentra a su ovejita; la alegría de una mujer que encuentra su moneda; es la alegría de un padre que vuelve a recibir en casa al hijo que se había perdido, que estaba como muerto y ha vuelto a la vida. Ha vuelto a casa”.
“¡Aquí está todo el Evangelio, aquí, eh, aquí está todo el Evangelio, está el Cristianismo! ¡Pero miren que no es sentimiento, no es ‘ostentación de buenos sentimientos’! Al contrario, la misericordia es la verdadera fuerza que puede salvar al hombre y al mundo del ‘cáncer’ que es el pecado, el mal moral, el mal espiritual”.
El Papa subrayó que “solo el amor llena los vacíos, los abismos negativos que el mal abre en el corazón y en la historia. Sólo el amor puede hacer esto. Y ésta es la alegría de Dios”.
“Jesús es todo misericordia, Jesús es todo amor: es Dios hecho hombre. Cada uno de nosotros, cada uno de nosotros es esa oveja perdida, esa moneda perdida, cada uno de nosotros es ese hijo que ha desperdiciado su propia libertad siguiendo ídolos falsos, espejismos de felicidad, y ha perdido todo”.
Sin embargo, el Papa aseguró que “Dios no nos olvida, el Padre no nos abandona jamás. Pero es un Padre paciente, nos espera siempre. Respeta nuestra libertad, pero permanece siempre fiel. Y cuando volvemos a Él, nos acoge como hijos, en su casa, porque no deja jamás, ni siquiera por un momento, de esperarnos, con amor”.
“Y su corazón está de fiesta por cada hijo que vuelve. Está de fiesta porque es alegría. Dios tiene esta alegría, cuando uno de nosotros, pecadores, va a Él y pide su perdón”.
El Santo Padre advirtió sobre el peligro de que nosotros asumamos “que somos justos, y juzgamos a los demás. Juzgamos también a Dios, porque pensamos que debería castigar a los pecadores, condenarlos a muerte, en lugar de perdonar”.
“¡Entonces sí que corremos el riesgo de permanecer fuera de la casa del Padre! Como ese hermano mayor de la parábola, que en lugar de estar contento porque su hermano ha vuelto, se enoja con el padre que lo ha recibido y hace fiesta”.
El Papa señaló que “si en nuestro corazón no hay misericordia, la alegría del perdón, no estamos en comunión con Dios, incluso si observamos todos los preceptos, porque es el amor el que salva, no la sola práctica de los preceptos. Es el amor por Dios y por el prójimo lo que da cumplimiento a todos los mandamientos”.
“Y esto es el amor de Dios, su alegría, perdonar. Nos espera siempre. Quizá alguien tiene en su corazón algo grave, pero he hecho esto, he hecho aquello, Él te espera, Él es Padre. Siempre nos espera”.
Francisco advirtió que “si nosotros vivimos según la ley del ‘ojo por ojo, diente por diente’, jamás salimos de la espiral del mal. El Maligno es astuto, y nos hace creer que con nuestra justicia humana podemos salvarnos y salvar al mundo”.
“En realidad, ¡sólo la justicia de Dios nos puede salvar! Y la justicia de Dios se ha revelado en la Cruz: la Cruz es el juicio de Dios sobre todos nosotros y sobre este mundo. ¿Pero cómo nos juzga Dios? ¡Dando la vida por nosotros! He aquí el acto supremo de justicia que ha vencido de una vez para siempre al Príncipe de este mundo; y este acto supremo de justicia es precisamente también el acto supremo de misericordia”.
“Jesús nos llama a todos a seguir este camino: ‘Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso’”.
“Yo les pido una cosa ahora. En silencio, todos, pensemos, cada uno piense, en una persona con la que no estamos bien, con la cual estamos enojados y que no la queremos. Pensemos en esa persona y en silencio en este momento oremos por esta persona. Y seamos misericordiosos con esta persona”, concluyó.
dijous, 12 de setembre del 2013
Fiesta de la exaltación de la Santa Cruz
La Iglesia, en el día de la fiesta
de la exaltación de la
Santa Cruz, celebra la veneración a las reliquias de la Cruz de Cristo en Jerusalén,
tras ser recuperada de manos de los persas por el emperador Heráclito.
Según manifiesta la historia, al recuperar el precioso madero, el emperador quiso cargar una cruz, como había hecho Cristo a través de la ciudad, pero tan pronto puso el madero al hombro e intentó entrar a un recinto sagrado, no pudo hacerlo y quedó paralizado. El patriarca Zacarías que iba a su lado le indicó que todo aquel esplendor imperial iba en desacuerdo con el aspecto humilde y doloroso de Cristo cuando iba cargando la cruz por las calles de Jerusalén. Entonces el emperador se despojó de su atuendo imperial, y con simples vestiduras, avanzó sin dificultad seguido por todo el pueblo hasta dejar la cruz en el sitio donde antes era venerada.
Los fragmentos de la santa Cruz se encontraban en el cofre de plata dentro del cual se los habían llevado los persas, y cuando el patriarca y los clérigos abrieron el cofre, todos los fieles veneraron las reliquias con mucho fervor, incluso, su produjeron muchos milagros.
El fragmento de la Cruz de Cristo de mayor tamaño se encuentra en el Monasterio de Santo Toribio de Liébana (Cantabria, España), donde es venerado por decenas de miles de fieles cada año.
Nosotros recordamos con mucho cariño y veneración la Santa Cruz porque en ella murió nuestro Redentor Jesucristo, y con las cinco heridas que allí padeció pagó Cristo nuestras inmensas deudas con Dios y nos consiguió la salvación.
A San Antonio Abad (año 300, fiesta el 17 de enero) le sucedió que el demonio lo atacaba con terribles tentaciones y cuentan que un día, angustiado por tantos ataques, se le ocurrió hacerse la señal de la Cruz, y el demonio se alejó. En adelante, cada vez que le llegaban los ataques diabólicos, el santo hacía la señal de la cruz y el enemigo huía. Y dicen que entonces empezó la costumbre de hacer la señal de la cruz para librarse de males.
De una gran santa se narra que empezaron a llegarle espantosas tentaciones de tristeza. Por todo se disgustaba. Consultó con su director espiritual y este le dijo: "Si Usted no está enferma del cuerpo, ésta tristeza es una tentación del demonio". Le recomendó la frase del libro del Eclesiástico en la S. Biblia: "La tristeza no produce ningún fruto bueno". Y le aconsejó: "Cada vez que le llegue la tristeza, haga muy devotamente la señal de la cruz". La santa empezó a notar que con la señal de la cruz se le alejaba el espíritu de tristeza.
Cuando Nuestra Señora se le apareció por primera vez a Santa Bernardita en Lourdes (Año 1859), la niña al ver a la Virgen quiso hacerse la señal de la cruz. Pero cuando llegó con los dedos frente a la cara, se le quedó paralizada la mano. La Virgen entonces hizo Ella la señal de la cruz muy despacio desde la frente hasta el pecho, y desde el hombro izquierdo hasta el derecho. Y tan pronto como la Madre de Dios terminó de hacerse la señal de la cruz, a la niña se le soltó la mano y ya pudo hacerla ella también. Y con esto entendió que Nuestra Señora le había querido dar una lección: que es necesario santiguarnos más despacio y con más devoción.
Fíjese en la gente cuando hace la señal de la Cruz. Observe, por ejemplo, a los pocos jugadores de fútbol que se santiguan en el campo. ¿Cómo le parece esa cruz que se hacen? ¿No es cierto que más parece un garabato que una señal de la Cruz? ¿Cómo haremos nosotros la señal de la Cruz de hoy en adelante?
Como recuerdo de esta fecha de la exaltación de la Santa Cruz, acuérdese de realizar con más devoción y más despacio su señal de la Cruz.
Según manifiesta la historia, al recuperar el precioso madero, el emperador quiso cargar una cruz, como había hecho Cristo a través de la ciudad, pero tan pronto puso el madero al hombro e intentó entrar a un recinto sagrado, no pudo hacerlo y quedó paralizado. El patriarca Zacarías que iba a su lado le indicó que todo aquel esplendor imperial iba en desacuerdo con el aspecto humilde y doloroso de Cristo cuando iba cargando la cruz por las calles de Jerusalén. Entonces el emperador se despojó de su atuendo imperial, y con simples vestiduras, avanzó sin dificultad seguido por todo el pueblo hasta dejar la cruz en el sitio donde antes era venerada.
Los fragmentos de la santa Cruz se encontraban en el cofre de plata dentro del cual se los habían llevado los persas, y cuando el patriarca y los clérigos abrieron el cofre, todos los fieles veneraron las reliquias con mucho fervor, incluso, su produjeron muchos milagros.
El fragmento de la Cruz de Cristo de mayor tamaño se encuentra en el Monasterio de Santo Toribio de Liébana (Cantabria, España), donde es venerado por decenas de miles de fieles cada año.
Nosotros recordamos con mucho cariño y veneración la Santa Cruz porque en ella murió nuestro Redentor Jesucristo, y con las cinco heridas que allí padeció pagó Cristo nuestras inmensas deudas con Dios y nos consiguió la salvación.
A San Antonio Abad (año 300, fiesta el 17 de enero) le sucedió que el demonio lo atacaba con terribles tentaciones y cuentan que un día, angustiado por tantos ataques, se le ocurrió hacerse la señal de la Cruz, y el demonio se alejó. En adelante, cada vez que le llegaban los ataques diabólicos, el santo hacía la señal de la cruz y el enemigo huía. Y dicen que entonces empezó la costumbre de hacer la señal de la cruz para librarse de males.
De una gran santa se narra que empezaron a llegarle espantosas tentaciones de tristeza. Por todo se disgustaba. Consultó con su director espiritual y este le dijo: "Si Usted no está enferma del cuerpo, ésta tristeza es una tentación del demonio". Le recomendó la frase del libro del Eclesiástico en la S. Biblia: "La tristeza no produce ningún fruto bueno". Y le aconsejó: "Cada vez que le llegue la tristeza, haga muy devotamente la señal de la cruz". La santa empezó a notar que con la señal de la cruz se le alejaba el espíritu de tristeza.
Cuando Nuestra Señora se le apareció por primera vez a Santa Bernardita en Lourdes (Año 1859), la niña al ver a la Virgen quiso hacerse la señal de la cruz. Pero cuando llegó con los dedos frente a la cara, se le quedó paralizada la mano. La Virgen entonces hizo Ella la señal de la cruz muy despacio desde la frente hasta el pecho, y desde el hombro izquierdo hasta el derecho. Y tan pronto como la Madre de Dios terminó de hacerse la señal de la cruz, a la niña se le soltó la mano y ya pudo hacerla ella también. Y con esto entendió que Nuestra Señora le había querido dar una lección: que es necesario santiguarnos más despacio y con más devoción.
Fíjese en la gente cuando hace la señal de la Cruz. Observe, por ejemplo, a los pocos jugadores de fútbol que se santiguan en el campo. ¿Cómo le parece esa cruz que se hacen? ¿No es cierto que más parece un garabato que una señal de la Cruz? ¿Cómo haremos nosotros la señal de la Cruz de hoy en adelante?
Como recuerdo de esta fecha de la exaltación de la Santa Cruz, acuérdese de realizar con más devoción y más despacio su señal de la Cruz.
Fuente:
Javier López del web católíco
dimarts, 10 de setembre del 2013
15 de setembre de 2013: Festa de l'Exaltació de la Santa Creu
El diumenge 15 de setembre es celebra la festa de la parròquia.
Festivitat de l'Exaltació de la Santa Creu.
13:00 hrs. Missa solemne presidida per Mn. Joan Bauzà Bauà, canonge i degà de la Seu de Mallorca.
amb la participació del cor Collegium Vocale i l'organista Tomeu Mut.
Vos hi esperam !!!
diumenge, 8 de setembre del 2013
BREUS APUNTS DE LA PARRÒQUIA DE SANTA CREU
BARTOMEU BESTARD (*) Tal como se advirtió al tratar la
historia del oratorio de Sant Llorenç, la parroquia de Santa Creu, es
institución medieval creada unos años después de la conquista de Mallorca de
1229. Berenguer de Palou, uno de los principales de la conquista, obispo de
Barcelona y señor feudal de la porción dónde se encontraba la parroquia, quiso
que el templo estuviese bajo la misma advocación que la catedral de la capital
catalana: es decir de la Santa Cruz.
Ya se vio que la primera construcción que se hizo fue el
oratorio de Sant Llorenç, situado –como cuerpo independiente– debajo del
presbiterio del actual templo parroquial. El proceso repoblador, consolidado
después de haber pasado más de cien años después de la conquista de Mallorca,
provocó un lógico crecimiento de la población parroquial, lo que obligó a
replantearse las dimensiones de la iglesia. Sabemos con certeza que hacia 1352
se había empezado a construir un nuevo templo, el cual se inició "pel
cap", es decir, por el ábside, y éste se asentó sobre el oratorio de Sant
Llorenç. Las obras de la iglesia se realizaron a un ritmo lentísimo, pasaron
muchos años, siglos, antes de que los feligreses de Santa Creu la viesen
acabada. Entre las causas que explican esta lentitud constructiva, sin duda se
encuentra la cesión de la parroquia, por orden directa del Papa, a los monjes
cartujos a partir de la temprana fecha de 1402. A partir de entonces Santa Creu
dependería del prior de la Cartoixa de Valldemossa, el cual se convertiría en
su rector. Este hecho provocó que las obras de la iglesia se situasen en un
segundo plano y, por tanto, que marchasen con ritmo lento. Hacia 1588 se
documenta que ya había empezado la devoción por el Sant Crist, que tanta fama
llegaría a conseguir. En 1599, durante la visita pastoral del obispo Vich y
Manrique se anotó: "La obra de la iglesia hace tiempo que está paralizada;
que se vuelva a reanudar". Fue precisamente este insigne obispo el que
obligó a los monjes cartujos a renunciar a quedarse con una parte del dinero que
producía la parroquia. A pesar de estos cambios, la situación, lejos de
solucionarse empeoró, pues en 1616 la parroquia amenazaba ruina, incluso se
tuvo que trasladar el altar mayor de sitio debido a una enorme grieta que había
aparecido en la clave mayor de la cúpula. Fue en estos momentos desesperantes
cuando apareció uno de los mecenas más recordados de Santa Creu: don Joan Mir,
el cual pagó toda la fachada norte de la iglesia quedando blasonada bellamente
con su escudo de armas. Entre 1718 y 1728 se detecta una intensa actividad
constructiva. Se construye el bello portal lateral, presidido por la imagen de
Santa Elena, se construyen las bóvedas que faltan por cubrir la iglesia y se
reconstruyen algunas de las ya existentes, como es el caso de la bóveda del
presbiterio que data de 1736, la cual fue sufragada por la familia Salas tal
como denuncian sus armas en la clave de bóveda. El coro data de 1780. Hacia
finales del siglo XVIII, se puede considerar finalizada la iglesia.
A pesar de sus cuatro largas centurias de obras –lo que
puede llevar a pensar en un conglomerado de estilos y gustos que se fueron
imponiendo a lo largo del tiempo–, a pesar de ello, llama la atención la unidad
estilística del templo, pues las formas de tradición medieval son las que presiden
la estética general de Santa Creu. Ello fue posible a la enraizada tradición
gótica que hubo entre los maestros de obra mallorquines, los cuales –en muchos
casos– a finales del siglo XVIII, todavía utilizaban fielmente, de forma
natural las trazas y sistemas constructivos de sus mayores.
De esta manera, quien observa el templo tanto desde fuera
como desde su interior, no duda en encasillar la iglesia de Santa Creu como una
construcción gótica.
El interior del edificio se articula mediante una nave única
flanqueada por capillas laterales, al estilo del resto de parroquias medievales
de Palma, exceptuando Santa Eulàlia, con un presbiterio semicircular también
con capillas que lo circundan. El retablo mayor, presidido por santa Elena,
data del siglo XVIII, el cual fue costeado por el capitán Barceló, hijo ilustre
de nuestro antiguo reino, terror de africanos e ingleses y benefactor
incansable de Santa Creu. Antiguamente presidía el templo parroquial Nostra
Dona de Santa Creu (s. XV) que en la actualidad se conserva en una capilla
lateral con el mismo nombre. Entre sus capillas laterales, la de Nostra Senyora
del Bon Camí, es la más concurrida. Preside su retablo una bella pintura
medieval de la virgen datada a finales de la Edad Media. Otra advocación de la
Virgen en Santa Creu es la Mare de Déu de la Pau. Esta imagen presidió el altar
de un pequeño oratorio que se encontraba en la calle de la Pau, el cual
desapareció en 1866. El oratorio era propiedad del Ayuntamiento por lo que el
alcalde Manuel Mayol solicitó a la parroquia que se hiciera cargo de la imagen
y altar. Ello explica que hoy encontremos dicha imagen en la parroquia. El 24
de enero era el día de su celebración. En 1911 todavía tenía costumbre el
consistorio palmesano de concurrir a la capilla con los maceros y el maestro de
ceremonias. Sería larguísimo recordar todas las piezas de arte de este templo.
Aquí sólo recordaremos algunas, como la pintura medieval de San Cristóbal,
datada y atribuida, según Gabriel Llompart, a Francesc Comes. Otra imagen digna
de mentar es la Santa Elena realizada por el escultor catalán Adrià Ferran.
Pero sin duda, la imagen que más devoción ha tenido entre los feligreses es la
del Crist de Santa Creu, una imagen que según la tradición, que se remonta al
siglo XVI, se halló en un nicho al desmontar una pared de la calle de Sant
Llorenç: "Gran reverencia se deu/ a vostra Imatgte sagrada,/ dins una
paret trobada,/ Santo Cristo de Santa Creu".
(*): Bartomeu Bestard, és el Cronista Oficial de la Ciutat
de Palma
(Article publicat al Diario de Mallorca el diumenge 18 de juliol de 2010)
Ahir dissabte complirem amb la jornada de dejuni i pregària
per la Pau a Síria i al món sencer que convocà el Sant Pare Francesc. Així, es
celebrà una missa presidida pel Rector D. Josep Jaume i amb homilia de D.
Francesc Ramis, vicari de la parròquia, que va animar als feligresos presents a
demanar amb insistència per la Pau. A la
finalització de la celebració eucarística es va exposar el Santíssim, i es
varen llegir les paraules que el Papa Francesc va proclamar durant l'Ángelus
del dia 1 de setembre. Després, davant de la imatge de la Mare de Déu de la Pau
es va resar un sentit i participat Rosari, encomanant a la Verge Maria, Reina
de la Pau, la seva intercessió per la Pau a Síria i al Món.
dijous, 5 de setembre del 2013
La Parròquia de Santa Creu s'adhereix a la convocatoria del Sant Pare Francesc per pregar per la pau a Síria, a l'Orient Mitjà i en el món sencer i, seguint les recomanacións del Sr. Bisbe, Mons. Javier Salinas, vos convidam a secundar la iniciativa de pregària i dejuni convocada per al proper 7 de setembre, vespra de la Nativitat de Maria, Reina de la Pau. D'aquesta manera, a la nau central de la nostra parròquia, a les 19:00 hrs, coincidint amb l'inici de la trobada d'oració que presidirà la seva Santedat a la Plaça de Sant Pere, celebrarem la Santa missa i, posteriorment, a la finalització de la mateixa s'exposarà el Santíssim i resarem el Rosari tots en família, nins, joves i majors, per encomanar-li a la Mare de Deu la seva intercessió davant el seu fill, nostre Senyor Jesucrist, per la Pau al món i especialment en aquesta zona en conflicte.
Vos hi esperam !!!.
dimecres, 4 de setembre del 2013
CONCERTS SETEMBRE A SANTA CREU
"UNA HORA DE MÚSICA ANTIGUA"
dies 5, 12 i 19 setembre
dijous 5 de setembre a les 20hrs.:
Peces de N. Porpora, A. Corelli i F.B. Conti
Repertori amb instruments d'època: Flauto traverso barroc,
violí barroc, chalumeau,cémbal, fagot,tiorba i veu
Donatiu: 5€, infants de franc
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